martes, 21 de mayo de 2013

El Gato y Sus Efectos Terapéuticos





Cada cierto tiempo los medios de divulgación masiva dan cuenta de un nuevo estudio sobre la importancia de un animal de compañía para las personas de vida aunque autosuficiente, solitaria. Se insiste en que la presencia de ese animal —de preferencia gatos y perros— ayuda a las personas que viven solas a aumentar su autoestima y capacidad de relación con el mundo exterior a sí mismas, es decir, con los demás.

Este enésimo estudio sobre la interacción animal/hombre se refiere al humano que vive sólo, pero igual necesidad de la autoestima que necesita el enfermo angustiado, el anciano que aún se vale o el que vive en una residencia y se integra mal, el niño repudiado por sus compañeros en razón de alguna diferencia real o inventada, o el niño autista, el marginado por enfermedades socialmente repudiadas o incluso el preso.


La ficción literaria y cinematográfica ha dejado numerosas muestras de la autovalidación del ser humano a través de la relación con un animal, ya sea la dedicación a los pájaros de El hombre de Alcatraz cuyo protagonista, sin esperanzas de ser liberado se convierte en un célebre ornitólogo que consigue un mayor sentido de la libertad y una mayor capacidad de resolución detrás de las paredes de la cárcel que cualquier otra persona que se encuentre en libertad, o la simple admiración por un ratón listillo que se hace con los sentimientos de los hombres y carceleros más duros del corredor de la muerte en La Milla Verde.


La realidad deja casos a diario, casos que nada importan a la atención pública y que sólo conocen unos pocos implicados: en el mes de abril de 2003 un anciano enfermo de apoplejía en el Hospital de Cabueñes de Gijón sufría crisis de ansiedad que obligaban a tenerlo atado; en el momento que su hermano convenció a los médicos de que lo único que le pasaba era que echaba de menos a su gato y temía por su salud, dejaron que le llevaran al gato, lo acarició y al rato, pudieron soltarle.


¿Qué puede unir así a un ser humano y a su animal de compañía?, podemos pensar. ¿Simple cariño? Sí, cariño aunque es el cariño nacido del amor incondicional que el animal logra dar a través de una compañía continuada y sin exigencias, de horas de atender las letanías de quien vive o se siente solo sin reflejar en su mirada más opinión que aquella que su hablador quiere oír. Y todo ello a cambio de unos cuidados tan mínimos como fáciles para personas replegadas en sí mismas: comida, agua, caricias… tan válidas para uno como para otro.


Aunque pueda parecer reiterativo se desgranan a continuación los elementos beneficiosos que los animales generan en el ser humano y que se han estudiado desde la primera terapia con animales, llevada a cabo en Inglaterra en el Retreat (asilo), de York en 1792 para la modificación positiva del comportamiento, hasta la actualidad:

- Empatía con el animal, cuyos sentimientos son más fáciles de leer en su lenguaje corporal.

- Aumento de la autoestima al conseguir salir del ensimismamiento (mismicidad), para dialogar del animal (otredad).

- Relajación de la ansiedad al existir el animal como receptor de la emocionalidad que no puede proyectarse hacia el otro.

- Tranquilidad emocional de la relación al ser el animal alguien que acepta a la persona por sí misma, sin calificarla ni enjuiciarla, lo cual a la larga ayuda a la apertura a las opiniones ajenas sin prejuicios.

- El animal como elemento de distracción ante la parálisis emocional y física.

- Apertura a una emocionalidad más intuitiva en personas trascendidas por su propia racionalidad.

- Disminución del estrés por la vía del contacto y la caricia.

- El animal como elemento sociabilizador ya sea en la relación con otros poseedores de animales en el momento que se le saca de paseo ya sea con cualquier persona con la que el hecho permita acordar una conversación que se domina y no resulte necesariamente frustrante.

- El contacto físico con el animal (caricias y juegos), —contacto no siempre bien tolerado con otras personas —como relajante e introductor al contacto físico en general.

- Actividad física y motora a la que conduce ya sea la simple relación de caricia/sujeción del animal o su cuidado y atención completos.

- La vital sensación emocional de que algo une a la persona con el mundo a través del animal y evita su exclusión del mismo.

El gato de compañía





No es el objetivo de este protocolo juzgar las potencialidades en los diversos animales de compañía existentes, sino sólo de los gatos, de los que se puede decir que son independientes —aunque su grado de independencia dependa mucho de la relación que hayan tenido con el humano desde su estadio de cachorros —relajados, curiosos, atentos incluso a las necesidades emocionales de su humano, por lo que son idóneos para personas nerviosas que necesiten tranquilidad y relax.

El gato da amor y paz de una manera menos aparatosa que el perro, sin que eso signifique una valoración peyorativa hacia el perro, necesita menos cuidados y atención.


Los beneficios de que nuestro gato nos ronronee


Algunos de nuestros abuelos ya lo decían: que agusto se duerme con el gato. Pues resulta que según estudios realizados recientemente el ronroneo que emiten habitualmente los gatos tiene finalidades terapéuticas increíblemente beneficiosas, tanto para ellos como para los humanos.


A los mininos les ayuda a mantener sanos sus pulmones y corazón, ya que el sonido del ronroneo proviene del diafragma, emitiendo una vibración en todo su cuerpo que tonifica sus pulmones y  corazón; a los humanos la vibración del ronroneo próximo, beneficia nuestro sistema nervioso  facilitando la tonificación de nuestros músculos.

El cuerpo humano dispone de canales o meridianos, por donde circula la energía que nos llega del Cosmos y del Centro de la Tierra, por tanto, cuando nuestras emociones no están equilibradas, estas corrientes energéticas se distorsionan, atacando a los órganos y vísceras de nuestro organismo, es aquí donde los gatos juegan una labor muy importante para nuestra salud.

El gato es una animal especialmente intuitivo y a través de su gran intuición, se coloca donde  siente que la energía del ser humano no está equilibrada, es decir, donde puede que haya un exceso o déficit de energía o estancamiento. Con su ronroneo vibratorio ayuda a movilizar estas energías estancadas.

Así que, efectivamente, los abuelos una vez más tenían razón: que gusto da dormir cerca de nuestros queridos gatitos.


El gato como protector de su familia humana


Desde hace miles de años, se sabe que el Gato, es un animal misterioso. Diferentes culturas, lo han adoptado como Animal Sagrado, aunque al mismo tiempo, es odiado por muchos.

Desde el Antiguo Egipto, se les veneraba como dioses, considerándoles protectores de la familia. El nombre egipcio “gato” era  “Miw” (que significa “ver”). De hecho Los egipcios colocaban estatuas de gatos fuera de sus casas para impedir la entrada de espíritus malignos pues creían en su poder mágico y protector, ya que creían que el gato “todo lo ve”.


El gato siempre buscará los sitios de tu casa, que tienen energías negativas. Pueden ser cruces de aguas subterráneas, sitios donde hay una persona enferma que él ama, o respeta. El Gato es mágico. Si lo sabes comprender, te beneficiarás.


Cuando te sientas deprimido, háblale, acarícialo, y él absorberá toda la negatividad que tengas. No le hace mal, pues la transmutan. Todos los gatos tienen el poder de, diariamente, remover la energía negativa acumulada en nuestro cuerpo. En cuanto dormimos, ellos absorben esa energía.

Si hay más de una persona en la familia, y sólo un gato, él puede acumular una cantidad excesiva de negatividad al absorber energía de tantas personas. Cuando los gatos duermen su cuerpo libera la negatividad que eliminan de nosotros. Si estuviéramos excesivamente estresados, tienen tiempo suficiente para liberar tal cantidad de energía negativa, y consecuentemente se acumula como gordura hasta que puedan liberarla. Por tanto, ser vuelven gordos.


Es bueno tener más de un gato en casa para que la carga sea dividida entre ellos. Ellos también nos protegen durante la noche para que ningún espíritu indeseable entre en nuestra casa o cuarto mientras dormimos. Por eso les gusta dormir en nuestra cama.

Si consideran que estamos bien, no dormirán con nosotros. Si hubiera algo extraño pasando a nuestro alrededor, saltarían y nos protegerían. Si una persona viniera a nuestra casa y los gatos sintieran que esas personas están ahí para perjudicarnos o que son malas, los gatos nos rodearían para protegernos.


Bar de gatos

En la ciudad de Tokio es muy caro tener mascotas, eso sin mencionar que en algunos edificios, por cuestiones de higiene, está prohibido hacerlo. Es por ello que se han puesto de moda los cafés de gatos, donde los japoneses acuden a liberarse del estrés y a relajarse en compañía de los mininos. Sólo hay dos reglas: no se puede forzar al gato a ser acariciado y no se permiten niños.


En general, las mascotas nos vinculan de manera distinta con el mundo y con nosotros mismos, alejan los pensamientos oscuros y reducen la ansiedad. Esto se debe principalmente al contacto físico.

Particularmente los gatos tienen una suerte de imán para las caricias, es por ello que muchos terapeutas que trabajan con animales afirman que nos acercamos a ellos para encontrar una plenitud afectiva.


Fuentes:


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