viernes, 19 de abril de 2013

Leucemia felina


Micrografía electrónica del Virus de la leucemia felina.


La leucemia felina es una enfermedad grave, originada por un retrovirus denominado Virus de la Leucemia Felina (FeLV). Es más frecuente en gatitos que viven en libertad o en contacto con otros gatos, que en gatos que viven aislados en una casa. 

La vía de contagio más habitual es el contacto con la saliva infectada: El lamido o atusado, las mordeduras, y los comederos y bebederos comunes, son fuente de contagio frecuentes. Las hembras pueden infectar a sus gatitos antes de nacer así como en el transcurso de la lactancia. En general, los gatos pequeños (en particular antes de los cuatro meses) presentan una respuesta inmunitaria muy débil y, por tanto, son extremadamente receptivos a la contaminación.


Signos y síntomas.


Los signos y síntomas de infección con virus de la leucemia felina son bastante variados e incluyen pérdida de apetito, pelaje pobre, infecciones de la piel, la vejiga y el tracto respiratorio, enfermedades bucodentales, convulsiones, linfadenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos), lesiones en la piel, fatiga, fiebre, pérdida de peso, estomatitis, gingivitis, evasión de la caja de arena, pancitopenia, aseo pobre, enfermedades bacterianas y virales recurrentes, anemia, diarrea, e ictericia.

El virus de la leucemia felina no perdura en el entorno. Es vulnerable a todos los desinfectantes y detergentes normales, y la transmisión mediante objetos o aerosoles (partículas suspendidas en el aire) es poco probable. 

Los síntomas de la leucemia felina, pueden ser muy variados, incluso hay gatos que pueden no presentar síntomas durante un largo periodo después de la infección. Entre los más frecuentes, nos podemos encontrar anemia, enfermedad hepática o intestinal, trastornos de la reproducción, e incluso abortos y mortalidad neonatal, así como problemas relacionados con el sistema inmunitario y la formación de tumores. Además, los gatos afectados por el virus son más vulnerables a infecciones secundarias. 

Una vez que el virus ha entrado en el gato, hay seis fases en una infección de FeLV:

Fase uno: El virus entra en el gato, por lo general a través de la faringe.

Fase dos: El virus entra en el torrente sanguíneo y comienza a distribuirse en todo el cuerpo.

Fase tres: El sistema linfático (que produce anticuerpos que atacan las células infectadas y cancerosas) es infectado, con mayor difusión por todo el cuerpo.

Fase cuatro: El punto principal de la infección, donde el virus puede tomar el control del sistema inmunológico del cuerpo y causar viremia. Durante esta fase el sistema hemolinfático y los intestinos son infectados.
Si el sistema inmunológico del gato no elimina el virus, entonces se va a:

Fase Cinco: La médula ósea es infectada. En este punto, el virus se quedará con el gato para el resto de su vida. El virus se replica y es liberado cuatro a siete días después de los glóbulos blancos, y en ocasiones de linfocitos, glóbulos blancos formados en la médula ósea y eosinófilos (otro glóbulo blanco).

Fase Seis: El cuerpo del gato se siente abrumado por la infección y células epiteliales de las mucosas y las glándulas (tejido que forma una fina capa protectora sobre las superficies expuestas del cuerpo y forma el revestimiento de las cavidades internas, los conductos y órganos) son infectadas. El virus se replica en los tejidos epiteliales incluyendo las glándulas salivales, la orofaringe, el estómago, el esófago, los intestinos, la tráquea, la nasofaringe, los túbulos renales, la vejiga, el páncreas, los conductos alveolares y los conductos sebáceos del hocico.








Los gatos diagnosticados con infección persistente por las pruebas ELISA pueden morir en pocos meses o pueden permanecer asintomáticos durante más tiempo. Las enfermedades mortales son leucemias, linfomas, y anemias no renovables. Aunque no se conoce ninguna cura para la infección por el virus, en 2006 el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos aprobó un Inmunomodulador de los linfocitos T como una ayuda para el tratamiento de infecciones de FeLV y/o FIV. 

Dado que el virus es muy débil y muere a las dos horas en un ambiente seco, la incidencia de transmisión se reducirá considerablemente si la caja de arena se mantiene sin humedad restante entre cada uso. Un método consiste es limpiar toda la arena húmeda de una caja estándar después de cada uso, sin embargo, esto a veces no es práctico.

Otra opción es un arenero especializado de tres partes que utiliza o bien una tierra de mazorca de maíz o arena de semilla de cártamo en una unidad ranurada en la parte superior, que permite que el líquido drene en un depósito que se vacía con regularidad. El material de la cama se seca rápidamente al aire, matando al virus rápidamente.

Este arenero fue originalmente diseñado para los gatos diabéticos, para permitir las inspecciones periódicas de los niveles de azúcar en el sistema del gato. Por coincidencia, la caja también ayuda a prevenir la infección por de FeLV entre los gatos domésticos.

La mejor forma de combatir la leucemia felina, es la prevención. Cuando queramos introducir a un gatito nuevo en casa, más especialmente si ya tenemos otro gato, debemos llevarle al veterinario para que le haga un test y compruebe que no está infectado de Leucemia Felina, de este modo conseguiremos identificar los gatos positivos y no introducir individuos infectados en lugares donde haya gatos sanos.

La vacunación protege en gran medida contra el virus, por lo tanto, debemos de tener vacunado a nuestro gato, y revacunarle anualmente. 

Hay varios tratamientos que se ha propuesto contra el virus de la leucemia felina, pero desgraciadamente, a día de hoy no parecen eliminar el virus. Se pueden administrar tratamientos de soporte contra las enfermedades secundarias que presente el gato, que en cada caso, deben evaluarse individualmente. 

Un gatito con leucemia, es fuente de infección para otros gatos, y padece una enfermedad de la que debemos ser conscientes. La leucemia felina no se transmite a las personas, pero si a otros gatos, por lo que no debe estar en contacto con ellos ni compartir fuentes de agua y comida. Será un gato con mayor probabilidad de padecer enfermedades, pero si lo asumimos y somos responsables, podrá vivir con nosotros y tener una vida prácticamente normal. 







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